Cuando el clima se pone de manifiesto y logra hacerse sentir con sequías extremas, deshielo o temblores de tierra, parece que todas(os) nos unimos, nos alteramos, llega el pánico muchas veces a nuestras vidas. Sin embargo, en este planeta hasta en esos momentos indicados para un cambio y un despertar de conciencia ante esta grave situación, se aprovechan para intereses financieros que divorcian la solución, misma que nos favorece a todas(os).
Da mucha pena y dolor que en vez de ser entes de cambio y preocuparnos por el bienestar común, por la naturaleza y sus frutos, contribuimos a la elaboración de maquinas generadoras de gases tóxicos y carbono que forman parte del OXIGENO PUTREFACTO que respiramos en la incongruente e irreverente atmósfera que permite “SOBREVIVIR” a las miles de vidas desamparadas por las “BRILLANTES SOLUCIONES” de nuestros Estados y Naciones.
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El planeta no cicatriza, el hombre del siglo XXI tiene una enana conciencia, en vez de dejar un ejemplo y un legado para las futuras generaciones en pro al amor, a la vida y al planeta dejamos como herencia consecuencias irreparables e indescriptibles, que simplemente deterioran en absoluto la FLORA y la FAUNA.
Pero si, tengamos algo presente, “CUANDO LA TIERRA GRITA LO HACE FUERTE”.
Seamos parte del cambio, únete a grupos de foresta, de limpieza ambiental, de ayuda a las comunidades para concientizar sobre el reciclaje y la tala de árboles, recuerda que esto es un regalo dado y creado por nuestro DIOS con sus manos para nosotros.
Valoremos nuestra tierra.
Escrito por: Melissa A. Guilamo.
Colaboración Especial: Arlene Reyes (Listín Diario).
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