En la vida hay personas que económicamente les va A TODO DAR, a otros a pesar de tener todo lo necesario para ser éxitos pues simplemente no lo son.
Mi nombre es Jonathan Rijo y siempre me había hecho la pregunta de ¿Por qué si tengo todo lo necesario para ser exitoso no lo soy?
Sé que no soy el único que se ha hecho tal pregunta, así que decidí como mi primer artículo para EMISORAJUVENIL.COM compartirles algo que aprendí y que fue de mucha ayuda para hoy comenzar a tener esos éxitos económicos que tanto anhelaba.
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Una Pequeña Historia
Desde mi temprana edad acepte a Jesús como mi salvador, desde entonces he vivido y trabajado para Dios, tanto así que casi todos mis trabajos giran entorno Dios y a las cosas de la iglesia llámese música, edición de videos, diseño grafico, etc.
Todo en ese aspecto de mi vida lo veía bien exceptuando que no veía progreso económico significativo, llevándome esto a sentirme mal, pues no entendía como si le era fiel a Dios, y todos mis trabajos los hacía excelentes para honrar su nombre no veía avance económico.
Una noche escuchando un mensaje que había puesto en la emisora, el predicador hablaba de la diferencia que existe entre DONES y TALENTOS. El decía lo siguiente:
- Los Dones no son más que las herramientas que Dios nos ha dado para la edificación o beneficio de la iglesia y por las cuales nunca debemos pedir dinero para usarlas por ejemplo el don de Ciencia, de Profecía, Hablar Nuevas Lenguas, Interpretación de Lenguas, etc…
- Los Talentos son también son herramientas pero por el contrario de los DONES debemos usarlas para llevar el alimento a nuestro hogar, por lo tanto si podemos cobrar dinero al momento de usarlas por ejemplo cantar, diseñar, actuar, componer, etc.
Un gran despertar
Al escuchar esto Dios aclaro mi mente inmediatamente, pues yo por muchos años pensé que la misma definición de DONES también era la misma para TALENTOS, errónea definición que me llevo a no cobrar por el servicio a las iglesias que me solicitaban (70% de mis trabajos son para las iglesias) pensando que Dios me iba a bendecir sino les cobraba, cosa muy equivocada, pues no estaba administrando los talentos que Dios me había dado.
Yo entendía que no cobrarles era la mejor forma de ayudar, pero no sabía que si les cobraba menos dinero que el que cobro normalmente a una persona secular por x trabajo, pues con eso también estaba ayudando y no solo a ellos, sino que también estaba contribuyendo a tener ese éxito económico que con tanto anhelo deseaba mi corazón.
Puedo contarles que desde el momento que aprendí esto lo he puesto en práctica, y los buenos resultados no se han hecho esperar. Sigo trabajando ahora para muchas más iglesias, cobrando siempre lo justo por mi trabajo, ayudando aquellas que no pueden pagar tanto y hasta de vez en cuando haciéndolo sin cobrar.
Esto cambio mi vida y quise compartirlo con ustedes. Muchas bendiciones y hasta la próxima!
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